Brasilia, Brasil, 09 de enero. – El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció el domingo una intervención federal en la seguridad pública de Brasilia hasta el 31 de enero de este año, luego de que extremistas partidarios del expresidente Jair Bolsonaro que invadieron las sedes de los tres Poderes del Estado en Brasilia.
Lula, que se encuentra en Araraquara, en el estado de Sao Paulo, dijo que los implicados, a los que calificó de “fascistas y fanáticos”, serán identificados y castigados.
“Creemos que hubo falta de seguridad y quiero decirles que todas las personas que hicieron esto serán encontradas y serán castigadas”, dijo.
La democracia exige que la gente respete las instituciones que se crearon para la democracia”, dijo el presidente brasileño.
Este domingo, simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro invadieron el Congreso, el palacio de presidencial de Planalto y la sede del Tribunal Supremo en Brasilia, tras sobrepasar los cercos de seguridad y las barreras policiales.
El espectáculo de miles de manifestantes vestidos de amarillo y verde causando estragos en la capital coronó meses de tensión tras unas elecciones disputadas y recordó los incidentes de hace dos años cuando partidarios del expresidente Donald Trump asaltaron el Capitolio de Estados Unidos.
Bolsonaro, que perdió los comicios del 30 de octubre frente al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, propagó la falsa afirmación de que el sistema de voto electrónico de Brasil era propenso al fraude, lo que generó un violento movimiento de negacionistas de las elecciones.
La invasión plantea un problema inmediato para Lula, que fue investido el 1 de enero, y ha prometido unir a una nación desgarrada por el populismo nacionalista de Bolsonaro.
Imágenes de televisión mostraron a manifestantes irrumpiendo en el Tribunal Supremo y el Congreso, donde destrozaron mobiliario. Medios locales calculan que unas 3,000 personas participaron en los disturbios.
Las escenas violentas en Brasilia podrían amplificar los riesgos legales para Bolsonaro, que hasta ahora no ha hecho comentarios sobre los asaltos. El abogado de la familia Bolsonaro, Frederick Wassef, no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
El Tribunal Supremo fue saqueado por los manifestantes, según imágenes de redes sociales que los mostraban rompiendo las ventanas del edificio modernista concebido por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer.
Un policía a caballo fue rodeado por manifestantes armados con palos que lo derribaron de su montura.
El gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha, dijo a Reuters que se habían desplegado todas las fuerzas de seguridad para hacer frente a los alborotadores.
Los partidarios de Bolsonaro llevaban semanas acampados frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia, así como en otras ciudades, en una movilización contra los resultados de las elecciones en las que se eligió a Lula presidente de la República.
Temiendo un empeoramiento de la situación, el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flávio Dino, firmó el sábado un decreto autorizando el empleo de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública.
Varios líderes iberoamericanos condenaron inmediatamente los acontecimientos, entre ellos el presidente de Colombia, Gustavo Petro, el de Chile, Gabriel Boric y el argentino, Alberto Fernández.
Con información de El Economista