La economía de Isla Arena, en Calkiní, Campeche, un paraíso del sureste mexicano que descubrió Pedro Infante en los años 50, colapsa por el cierre del Complejo Turístico y Cultural, según denuncian sus habitantes.
El lugar tiene en su interior un museo con trajes, fotos, serruchos y otros objetos únicos que pertenecieron al célebre actor de la época de oro del cine mexicano, que falleció en la ciudad de Mérida, en el estado de Yucatán, en 1957.
“El cierre del Museo de Pedro Infante, a cargo de la Administración Portuaria Integral (API) de Campeche, es un golpe al turismo que viene a este lugar de difícil acceso, porque la carretera está en muy malas condiciones”, afirmó el pescador Héctor Cruz Yerves.
En compañía de Julio César Cruz González y otros isleños, enumeró desventajas de esa medida de la API: “primero, deja mala imagen porque el turismo viene a conocer el legado de Pedro Infante y se va sin siquiera poder estar en la puerta del museo”.
“Segundo, como no hay turistas, los pescadores no pueden vender su producto a los restaurantes de Isla Arena, ocasionando un freno al recurso monetario”, agregó.
Sin embargo, consideró que el proyecto del Tren Maya, obra emblemática del presidente Andrés Manuel López Obrador para el sureste de México podría beneficiar al puerto que pertenece a Calkiní.
“El Tren Maya es nuestra esperanza para reactivar la economía del puerto, para ver restaurantes y tiendas llenas de gente, hasta consolidaríamos los paseos en lancha alrededor de la isla”, dijo Cruz González.
Isla Arena, que comparte con Yucatán la Reserva de la Biósfera de Celestún, tiene unos mil habitantes.
Pedro Infante, protagonista de “Tizoc” y otras 60 películas, visitaba el lugar durante sus viajes a Mérida, Yucatán, donde tenía una casa que le servía como refugio para escapar de la fama, ya que también era uno de los mejores intérpretes de la música mexicana.
Por ello, los habitantes urgieron la reapertura del complejo turístico, donde hay un faro y una estatua del cantante.
La API cerró el sitio desde la pandemia y no se sabe cuándo reabrirá.
Don Héctor Cruz, de 70 años de edad, recordó que él, sus padres y otros vecinos siempre hablaban de Pedro Infante “que llegaba en su avioneta de color rojo”.
“Aterrizaba donde estaba el campo de pelota, que ahora es el cementerio, llegaba contento, cantando y con obsequios para todos, principalmente para los niños”, citó.
Pedro Infante tenía una casa de guano y madera que él mismo construyó, a unos pasos donde está el museo, “pero no la terminó porque ocurrió esa desgracia en Mérida: el 15 de abril de 1957 se cayó el avión que piloteaba”.
Con el paso del tiempo, “una de sus hijas vino a conocer la casita del artista y obsequió trajes de sus películas para el museo”.
Ahí en Isla Arena hay un personaje que todos conocen porque era el mejor amigo de Pedro Infante: don José del Carmen Rodríguez Gómez, “Don Chicote”, que actualmente vive en soledad.
“Pedro Infante fue mi amigo, venía procedente de Mérida a pasear, a disfrutar del Sol, el mar y la naturaleza”, aseguró orgulloso.
Abrazó con cariño una foto que el mismo artista le regaló.
“No sé si tengo 90 ó 100 años, pero sí puedo asegurar que Pedro ayudó a los habitantes, no solo económicamente, sino regalando cariño”, confesó.
“Sí, quiero que reabran el Museo de Pedro Infante”, terminó a manera de despedida.
Con información de EFE
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