El poder de la voz presidencial y su influencia en la opinión pública no es un fenómeno único en México, pero bajo la administración de López Obrador, este fenómeno ha cobrado un vigor particular. Las cifras reveladas en una encuesta reciente de TResearch INTERNATIONAL (www.tresearch.mx) sobre la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamas, respaldan esta percepción.
La investigación muestra que, pese a la complicada trama histórica, geopolítica y cultural del conflicto, un 78% de los encuestados está de acuerdo con la postura neutral adoptada por AMLO. Sin embargo, solo un 14% de los mexicanos asegura tener un conocimiento profundo del conflicto, mientras que 46% reconoce saber poco o nada del tema.
En cuanto a las causas percibidas del conflicto, el 51% ve la disputa territorial como la principal razón, mientras que sólo el 22% atribuye el conflicto a diferencias religiosas. Estas cifras indican la percepción simplificada que tiene gran parte de la población sobre un asunto que, en realidad, es altamente complejo.
Pese a la percepción diversificada sobre las causas, casi la mitad (49%) cree en una solución pacífica, mientras que el 33% es escéptico al respecto. Esta esperanza se refuerza con el 77% que considera que organismos como la ONU deben tener un papel activo en la resolución del conflicto.
En cuanto al papel de México en el conflicto, la sintonía con el presidente es clara, 64% opina que debería mantenerse neutral. De hecho, el 73% prefiere que México no tome una postura enérgica. Es evidente que la postura de no intervención de López Obrador, apoyada por el 51% de los encuestados, resuena en la percepción pública.
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Esta ausencia de una postura clara y firme ante situaciones de esta magnitud no solo genera confusión, sino que también puede llevar a malinterpretaciones. Esta falta de claridad es, probablemente, lo que ha provocado el descontento de la Embajada de Israel y de la comunidad judía en México.
Pero ¿qué pasa con la comunicación oficial? El 54% siente que el gobierno mexicano no necesita hacer un esfuerzo adicional para informar al público sobre su postura y a la luz de la crítica de la Embajada de Israel, el 73% no comparte la idea de que no apoyar a Israel sea equivalente a apoyar a los terroristas palestinos.
López Obrador ha evitado calificar al grupo Hamás como “terrorista”. Si bien es cierto que las etiquetas simplifican y polarizan debates complejos, es indiscutible que diversos organismos y países han clasificado a Hamás dentro de esta categoría debido a sus actos violentos contra la población civil. Sin embargo, al evadir esta designación, parece que la percepción general de los mexicanos se ha sesgado. Si el presidente lo dice (o en este caso, lo omite), debe ser verdad.
Las cifras presentan un panorama de un México influenciado por las declaraciones presidenciales, pero también muestran una nación que está formando opiniones a partir de fragmentos de información.
La historia nos ha enseñado, una y otra vez, que las palabras de los líderes tienen consecuencias, y estas repercuten no solo en la política exterior, sino en el tejido social del país. La pregunta que queda en el aire es: ¿Estamos, como sociedad, dispuestos a cuestionar y buscar más allá de lo que nos dice una sola voz, por muy poderosa que sea?
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Por Carlos Penna / TResearch INTERNATIONAL
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