CIUDAD DE MÉXICO. – Son las 8:30 horas y afuera del Centro de Salud T-III Ampliación Presidentes, en la alcaldía de Álvaro Obregón, ya hay una fila de al menos 20 personas que están a la espera de poder ingresar al jardín de la unidad médica para realizarse una prueba de COVID-19. Ahí se levantó una carpa en donde se toman las muestras a fin de que los pacientes sospechosos de contagio no tengan contacto con los otros usuarios que acuden a sus consultas regulares.
Adentro, un grupo de 10 enfermeras alistan las maletas con la que saldrán a recorrer las colonias aledañas al Centro de Salud en búsqueda de niños menores de 10 años que tengan incompleto su cuadro de vacunación.
“Anteriormente veíamos que venía más gente a los centros de salud, pero actualmente se ha mermado muchísimo. Si bien muchos no se acercan por miedo (al COVID), también es muy dado que ellos consideran que ya no es necesario vacunar a los niños. Ahorita para muchos lo importante es conseguir la vacuna contra el COVID y las demás dicen que pueden esperar”, explica la enfermera Raquel González.
Cuando tienen todo listo se dirigen al área de refrigeración en donde les entregan los frascos con las vacunas que llevarán para su aplicación: hexavalente (que protege de difteria, tétanos, tosferina, influenza, poliomielitis y hepatitis), SR (sarampión y rubéola), triple viral (sarampión, rubéola y parotiditis), neumococo y rotavirus.
Con los biológicos asegurados en los termos especiales que llevan, es hora de comenzar el recorrido.
Serán cinco horas y esta ocasión les toca visitar la colonia La Joya. Afuera las espera una camioneta de la Secretaría de Salud de la CDMX que las llevará al punto donde deben empezar.
“Vacunas gratuitas y seguras”
Son cinco los profesionales de la salud que conforman la cuadrilla de vacunación: dos de las enfermeras cargan las mochilas con las vacunas, jeringas y demás material necesario.
“Se les invita a participar en la jornada de vacunación. Se estarán completando esquemas de vacunación en menores de 10 años, las vacunas son seguras y gratuitas”, repite una y otra vez – con ayuda de un megáfono – el enfermero Mahatma Hernández. Mientras, las demás enfermeras comienzan a tocar puerta por puerta esperando encontrar a los niños y niñas.
A veces esperan cinco o más minutos para que les abran la puerta solamente para escuchar una respuesta negativa: “mis hijos están grandes” o “aquí no viven niños chiquitos”. Y con eso, es momento de seguir a la siguiente vivienda.
“Algunos padres sí nos dicen ‘qué bueno que vinieron porque los contagios están muy fuertes y pues no nos podemos acercar al Centro de Salud’ principalmente porque se están haciendo pruebas COVID y otros sí son un poco renuentes y no quieren que les apliquemos las vacunas a sus hijos; dicen que tienen todas puestas, pero no nos dejan ver la cartilla de vacunación”, comenta la enfermera Mireya Chávez.
Estos recorridos se realizan de las 09:00 a las 14:00 horas de lunes a viernes. Dependiendo de la zona que les toque cubrir están aplicando entre 10 y 20 vacunas cada brigada y, al menos en el Centro de Salud T-III Ampliación Presidentes, cada día salen entre cinco y seis brigadas.
La enfermera Norma Cruz subraya que es la actividad principal de los centros de primer nivel de atención en la CDMX y que ahora se ha tenido que reforzar e ir tocando casa por casa para garantizar que los menores de edad cuenten con todas sus vacunas y con eso evitar brotes de enfermedades que ya se han logrado controlar.
Para las 10:30 horas, luego de tocar la puerta de decenas de casas por fin la cuadrilla de vacunación encontró un hogar donde había menores de edad: un pequeño de 6 años y una niña de 3.
Primero tuvieron que esperar alrededor de 15 minutos para que les abrieran la puerta. Desde una ventana un hombre les pidió esperar. Cuando al fin fueron atendidas tuvieron que esperar otros 10 o 15 minutos a que volvieran porque la abuela y madre de los menores no encontraban las cartillas de vacunación.
Poco después de las 11:00 horas las enfermeras por fin pudieron aplicar vacunas a ambos menores.
Después de explicarles las posibles reacciones que podrían presentar y de llenar sus registros con los datos de cada uno, las enfermeras tomaron de nueva cuenta sus mochilas y siguieron su camino. Aún había más puertas que tocar.
Contra el sarampión
El sarampión es una enfermedad que particularmente en la Ciudad de México había sido erradicada; sin embargo, en los últimos años ha habido brotes focalizados que, aunque no se han salido de control, sí han encendido las alertas epidemiológicas.
Entre abril y agosto la Secretaría de Salud local (Sedesa) puso en marcha la campaña de vacunación contra sarampión y rubéola.
Aplicar estos biológicos, explicó José Jesús Trujillo, director de epidemiología de los servicios de salud pública de la CDMX, fue la prioridad; no obstante, se dotó de otros biológicos a las cuadrillas que recorren casa por casa para que también refuercen la aplicación de aquellos que podrían faltarles a los menores.
“Se tuvo que tomar esta decisión porque no hace mucho tiempo (en 2019) hubo un brote de sarampión aquí en la Ciudad de México en donde se vieron involucrados 144 casos. Este brote de sarampión cubrió casi toda la ciudad, excepto dos alcaldías: Magdalena Contreras y Benito Juárez.
“Lo que hicimos fue lo que llamamos ‘aprovechar las oportunidades perdidas’, así que, si la puerta de entrada era la vacuna contra sarampión y rubéola, se aprovecha para revisar las cartillas y si en ese momento se identificó por nuestro personal que hubiera algún niño que le faltara alguna vacuna de su esquema, se le aplicó y se registró en su cartilla en ese momento”, detalló el doctor en entrevista con Animal Político.
Esta estrategia, informó, ha logrado que solo en el primer semestre del año (entre enero y junio) ya se hayan aplicado 1 millón 150 mil 987 dosis de todos los productos biológicos con los que cuentan los servicios de salud pública.
Además, se han logrado coberturas mayores al 80% entre los menores.
Por ejemplo, la cobertura de vacunación en menores de 1 año en la CDMX se ubica en el 80.6%; entre aquellos de 1 año está en el 96%, y entre los menores de 4 años la vacuna triple viral alcanza una cobertura del 100%.
“En pleno auge de la pandemia por supuesto que los servicios que se prestan en las unidades de salud se vieron disminuidos. Hubo una disminución bastante significativa en la presencia de las mamás con sus bebés; sin embargo, es algo que ahorita ya se ha estado regularizando y ya se tiene una vez más la demanda de vacunación en todas las unidades”, agregó Trujillo.
Aunque formalmente la campaña de vacunación contra el sarampión y rubéola ha concluido y en los centros de salud se está vacunando de forma regular, el encargado de epidemiología de la CDMX informó que las cuadrillas de vacunación continuarán recorriendo las calles en busca de menores con esquemas incompletos.
Con información de Animal Político