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viernes, noviembre 22, 2024

Desde Quintana Roo, franciscanos exigen justicia por el Padre Marcelo Pérez, asesinado en Chiapas

Diana García

CHETUMAL, Quintana Roo, a 23 de octubre.—  Los sacerdotes franciscanos en Chetumal exigen justicia por el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez, el pasado 20 de octubre cuando dos hombres a bordo de una motocicleta le dispararon, luego de subir a su auto al terminar una misa en el barrio de Cuxtitali, en San Cristóbal de las Casas.

Luego de que el gobernador del Estado de Chiapas, Rutilio Escandón, anunciará a través de sus redes sociales la detención del presunto autor material del asesinato del Padre Marcelo Pérez ocurrido hace algunos días.

Desde Chetumal, Fernando Alvarado Flores, Frayle Franciscano ex integrante del Comité de lucha social por la defensa de la vida en Chiapas, quién se trasladó a la capital de Quintana Roo, explicó que la lucha del Padre Marcelo, nació de la masacre de Acteal a raíz de una incursión paramilitar en la localidad de Acteal, municipio de Chenalhó, en la región de Los Altos de Chiapas.

Desde entonces, dijo que el sacerdote dedicó su vida a la defensa de la paz, derechos humanos y la lucha pacífica contra la corrupción de los gobiernos, por lo que exigió justicia, y confió en que la semilla sembrada en las comunidades de Chiapas dará fruto.

“El asesinato del Padre Marcelo ha corrido como pólvora y las autoridades hablan y dicen que hay soluciones y respuestas, esto es mentira, tenemos que llegar a estos niveles de la muerte de nuestros misioneros, de las mujeres. Hay rabia, hay impotencia, nos van a venir a decir que hay justicia, pero es de dientes para afuera, no puede haber una justicia autentica cuando seguimos experimentando tantos desastres, tantos desalojados por lo que luchó el padre Marcelo, las mafias, el narcotráfico, está tremendo, al detener a una persona por el asesinato eso no es suficiente”, reprochó.

Añadió que los Franciscanos con fraternidades en las Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, caminaron juntos con el Padre Marcelo Pérez, en la lucha pacifica por los derechos humanos, la paz, y la madre tierra ante la devastación de la Selva Negra, que por programas del Gobierno Federal han provocado.

“Recuerdo aquella ocasión por Chapultenango, al norte de Tuxtla, en esas luchas de grupos que estaban emprendiendo en defensa del territorio por las extracciones petroleras, llegábamos con el Padre Marcelo, y el llevaba propuestas unidas a la iglesia, al magisterio. En la comunidad de Rayón Chiapas, está cercana a una mina en la cual había problemas, y ahí estuvo él para defender el territorio”.

Y subrayó, “en Ixhuatán estaban explotando la tierra para extraer materiales y llegamos con el Padre Marcelo para animar a la gente y decirle que era una violación a sus derechos porque les estaban robando sus tierras, hubo lucha, encuentros, llegaron hermanos de la comunidad y decían al gobierno: tenemos hambre y no tenemos donde trabajar y esta parte de la mina es de la comunidad y del pueblo, y luego el mismo gobierno permitió la represión y encarcelamiento”.

Reiteró que el Padre Marcelo al entregar su vida a la defensa de las comunidades indígenas, tenía muchos enemigos, desde políticos hasta el narcotráfico, coludidos en la corrupción por lo que se debe exigir justicia, “el pueblo reclama y exige una autentica justicia, deberían salir todos aquellos que tienen nexos con situación de maldad, deben ser cambiados y deben buscar el bien del pueblo con esa misma autonomía”.

“El padre Marcelo nos decía, cuidado con los partidos, son par-tidos, divididos, y nos han dividido y tenemos que buscar la unidad en el pueblo. Estaba amenazado y decía vamos a seguir adelante y lo sacaron de la carretera una vez, una ocasión lo mandaron a golpear en la comunidad, y se arrepintió el que lo iba hacer, y cuando se le pregunto cuanto le dieron respondió que dos cervezas le habían ofrecido, ahora son cuestiones monetarias, estaba en juego su cabeza, un gran sacerdote”.

Finalmente añadió que el sacerdote fue férreo defensor de que la mujer indígena accediera a una vida digna libre de violencia por lo que su lucha debe seguir para proteger la cultura de los pueblos ancestrales.

“Hay muchas voces y corazones, y gentes de lucha por el bien y la verdad, no hablamos de las cuestiones violentas, hay voces de conciencia, y es el resultado del arduo. El Padre Marcelo, es nuestro sacerdote y apóstol, mártir, es una vida sembrada en tierra fértil y resucitará en el pueblo”, concluyó.

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