PLAYA DEL CARMEN, Quintana Roo, 06 de Marzo. –La erosión en las playas del Caribe Mexicano es un problema recurrente que pone en riesgo la estabilidad de los arenales, situación que también afecta a otros destinos turísticos de la región. Así lo señaló el ingeniero hidrógrafo oceanógrafo cubano Vladimir Caballero Camejo, quien encabezará el estudio de la línea costera en Playa del Carmen para desarrollar un proyecto integral de recuperación de playas en colaboración con autoridades y representantes del sector turístico.
Caballero Camejo explicó que, desde los años 70, los estudios realizados en distintos destinos del Caribe han identificado patrones comunes en la pérdida de playas, causados por una combinación de factores naturales y humanos.

“Más o menos las causas son comunes: una mezcla de causas naturales, entre ellas el aumento del nivel del mar, el déficit en el aporte de arena de las zonas que históricamente la suministraban y un mal manejo de los recursos naturales”, detalló.
De acuerdo con el especialista, se han desarrollado proyectos de recuperación de playas en más de 50 países, incluyendo Cuba, República Dominicana y Jamaica, donde la erosión afecta gravemente las zonas turísticas.
“Nuestros países caribeños enfrentan una situación similar, con una línea de costa que presenta una erosión de entre 0.25 metros hasta 2.25 metros por año, aunque en algunos puntos específicos las pérdidas pueden ser aún mayores”, agregó Caballero Camejo.
El estudio que se realizará en Playa del Carmen será clave para definir un plan de acción integral que permita mitigar la erosión y recuperar los arenales afectados. Para ello, se trabaja en una estrategia conjunta entre autoridades municipales, expertos en medio ambiente y representantes del sector turístico, con el objetivo de preservar la infraestructura natural que hace de este destino uno de los más atractivos del Caribe Mexicano.
Este diagnóstico será el primer paso para la implementación de soluciones sostenibles, que permitan no solo la recuperación de las playas, sino también su conservación a largo plazo ante los efectos del cambio climático y la actividad humana.