Kantunilkín, 20 enero. – Las ruinas de la comunidad de El Naranjal sirvieron como tumbas de guerreros mayas y doncellas que habitaron la zona, luego las enterraban con piedras y fueron descubiertas, tras excavaciones de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), pero, pese a ello, no han sido promovidas, lamentó Gregorio Tun Cupul.
El subdelegado de la comunidad, añadió que sus abuelos le relataban que fue en el año de 1948, cuando los primeros pobladores llegaron para conocer lo que hoy se le conoce como el Naranjal y grande fue su sorpresa cuando vieron las ruinas arqueológicas que existen en esa zona.
Estimó que son aproximadamente cinco las hectáreas en donde se ubican más de 50 pirámides de diversos tamaños, pero la zona no puede ser detonada aún, según él, por falta de interés de las autoridades.
Solo algunas veces llega personal del INAH, para supervisar las condiciones en las que se encuentran, evitando que se muevan las piedras para mantener la originalidad del recinto.
La autoridad de la comunidad comentó que especialistas excavaron algunas pirámides en 1995 y descubrieron restos óseos y junto a ellos había collares, obsidianas, entre otras reliquias que hace suponer que los restos pertenecieron a algún guerrero maya o alguna doncella.
Agregó que, en tiempos de intensas lluvias, varias zonas de la comunidad se inundan por estar en zona baja, pero las ruinas no llegan al agua.
“Se tiene construido o, tal vez sea natural, un canal en donde toda el agua de lluvia toma un cauce, como si fuera un drenaje que bordea todas las ruinas, por eso nunca se ha inundado en la zona de las pirámides”, indicó.
También lamentó que, a pesar de las bellezas naturales y pasado histórico que tiene, las autoridades de turismo no le han dado a ese sitio la importancia para detonarlo y generar fuentes de empleo, ya que además existen cenotes y senderos en medio de la selva para el contacto directo con la naturaleza que le gusta al turismo europeo.
Con información de Infoqroo
